Me encanta hablar de tradiciones mexicanas y en especial una que me recuerda gratos momentos de mi infancia, me refiero a la celebración de los Tres Reyes Magos, quienes guiados por la estrella de Belén llegan la noche del cinco de enero para traernos alegría, amor y claro nuestros regalos favoritos.
La historia cuenta que estos personajes montados en un camello, un caballo y un elefante, emprendieron el viaje para adorar al Niño Jesús y venían de diversas partes del mundo: uno era negro, otro blanco y el tercero con facciones árabes. Traían obsequios para el recién nacido: oro, mirra e incienso.
La celebración del seis de enero se remonta a los primeros años de la evangelización en el Nuevo Mundo y sigue vigente hasta nuestros días. De manera especial en países como México, son ellos quienes traen regalos a los niños y en casas como la mía donde celebramos la biculturalidad también llegan con gratas sorpresas.
La tradición consiste en que los pequeños previamente escriben una carta para pedir a Melchor, Gaspar y Baltazar los juguetes que quisieran recibir. La noche anterior colocan junto al árbol de Navidad, sus zapatos con la carta y asimismo se acostumbra dejarles paja para los animales, agua y yo hasta les dejaba chocolates y mi hermano hasta refrescos.
Hay algunos pequeños que acostumbran enviar su carta por medio de un globo en eventos especiales que se hacen en parques infantiles, pero la verdad no hay nada mejor que elegir tu mejor zapato y poner nuestras peticiones con la ilusión de despertarse al día siguiente y ver tus regalos.
En Guanajuato, México, de donde yo soy originaria se mantiene viva la tradición de recibir regalos juguetes mexicanos tradicionales, ademas de las peticiones especiales de cosas modernas que piden los chicos de ahora.
Pero eso no es todo, aunado a esta celebración contamos con la costumbre de partir la rosca de Reyes, en donde se suele invitar a amistades y familiares para que compartan este delicioso pan y para ello cada uno deberá tomar el cuchillo para cortar su porción.
En el interior del pan hay uno o varios pequeños muñecos (que representan al Niño Jesús) y la persona que lo encuentra está obligada a ofrecer una fiesta, tamales y atole, el día dos de febrero, Día de la Candelaria. Cabe señalar que en el pasado las figuras solían ser de porcelana, pero ahora son de plástico y basicamente es un pan endulzado adornado con frutos secos.
Pues bien nos disponemos a seguir la tradición y a disfrutar de las delicias de esta temporada, con la cual oficialmente culminan las fiestas decembrinas, felices de haber gozado al máximo de nuestras fiestas mexicanas.
