Para que una familia sea feliz, no tiene que ser perfecta, simplemente porque las familias perfectas no existen. Los miembros de una familia feliz, disfrutan de los pequeños detalles del día a día, disfrutan teniendo momentos para compartir sus experiencias, sus sentimientos, sus dudas y hasta sus regadas.
Cuando las personas de nuestra familia son escuchadas, se sienten importantes, valiosos y apreciados, lo cual hace que se facilite la relación y la integración en la convivencia y es entonces que el amor se convierte en el principal motor para lograr armonía con quienes compartimos nuestras virtudes y defectos, momentos alegres y tristes, buen humor y mal humor.
Te presento algunos aspectos de vital importancia que deben ser considerados para que fluya la comunicación en tu familia y con ello mejorar la convivencia diaria:
1. Es muy importante que cuando quieras decir algo, te des cuenta de:
a) lo que vas a decir
b) a quién se lo vas a decir
c) para qué se lo vas a decir
Ya que a veces decimos cosas sin pensar y luego nos arrepentimos. Es como lanzar muchas plumas de ave al viento y luego querer recuperarlas todas.
2. Lo que cada persona expresa tiene que ver con su historia de vida, sus frustraciones, sus propios miedos y claro que también tiene que ver con sus ilusiones, su fuerza, sus logros. Así que cuando alguien te insulte o te haga sentir mal toma la parte que te corresponde y lo demás no te lo tomes personal porque no tiene que ver nada contigo. . Hoy es el momento de empezar conocerte, valorarte y saber a donde quieres llegar.
3. Entre tanta telaraña hasta la araña se enreda. Claridad es sinónimo de felicidad. Más vale hablar con la verdad, haciéndote responsable de lo que dices o haces. Es la mejor forma de ejercer tu libertad sin perjudicar a los demás. Por eso es tan importante, antes de actuar tener en mente el PARA QUÉ de tus acciones o palabras. Y si tienes dudas de alguien o algo, pregunta y aclara. Vivir con suposiciones es muy desgastante y por lo general ni le atinamos.
4. Y finalmente… Haz siempre lo mejor que puedas, viviendo intensamente el aquí y el ahora, siendo productivo y amoroso contigo mismo y los demás, sin juzgarte, culparte ni castigarte. Que por ti no quede!
Haz una revisión personal y si te descubres criticando, sermoneando, juzgando, presionando, culpando, dominando la conversación o dando el avión. ¡DETENTE! ya que con ello sólo lograrás poner a los demás a la defensiva, creando un clima de inseguridad y desconfianza que lejos de unir a la familia, la invita a salir corriendo.
Aquí te van unos tips para sacarle jugo a tu ambiente familiar:
Fortalece el ejemplo, es la mejor forma de enseñar.
Ama intensamente y demuéstralo.
Mantén una escucha activa, sin estar pensando en lo que tú vas a decir.
Inventa formas de convivencia (como venir a celebrar el día de la Familia).
Logra lo que nunca has logrado, haciendo lo que nunca has hecho.
Inicia el cambio empezando por ti mismo.
Agradece lo que tienes y lo que no también. Las carencias también son fuente de motivación
Para algo mejor.