Seguramente ya estás corriendo de un lado a otro, preparándote para el regreso a clases, hay tanto que hacer y comprar que a veces olvidamos lo importante que es el tener en cuenta el aspecto emocional, respecto al inicio el ciclo escolar, ya que de ello dependerá en gran medida su desarrollo y estabilidad.
Es por ello que Karen Stewart, MD, psiquiatra de adultos, niños y adolescentes de Kaiser Permanente en Georgia, destaca que el nuevo año escolar es emocionante, pero también puede ser estresante, especialmente para aquellos que están en transición a nuevas escuelas y por ello nos recomienda tener en cuenta los siguientes consejos.
Seis consejos para reducir la ansiedad de regreso a clases
1. Reconocer el estrés relacionado a la escuela
Es importante estar al tanto de las preocupaciones de los niños y saber cómo responder. Los padres y cuidadores juegan un papel fundamental para ayudar a los niños a comprender, manejar y superar estas preocupaciones. Asegúrate de que tu hijo sepa que es normal estar nervioso.
Averigua por qué tu hijo tiene miedo. Es importante escucharlos y mostrar empatía. Los niños
más pequeños suelen preocuparse por los amigos: ¿Conocerán a alguien? ¿Tendrán a alguien con quien jugar o almorzar? Si es posible, ayuda a tu hijo a conocer a sus compañeros de clase antes de que comience la escuela pasando una tarde en el parque juntos u organizando un día de compras de útiles escolares.
También ten en cuenta tus propias emociones: los niños pueden sentir el estrés de los padres, así que trata de mantener la calma, ponle atención a tus palabras y actúa con confianza.
2. Resuelve los problemas y planea con anticipación
Los niños a menudo buscan garantías de que no pasará nada malo. Habla sobre sus preocupaciones abiertamente y anima a tu hijo a pensar en soluciones para cualquier problema que pueda ocurrir. Cuando son parte de la solución, los niños se sienten en control y más empoderados. Los juegos donde padres e hijos adaptan diferentes roles también pueden ayudar a darles más confianza.
La violencia escolar también puede causar ansiedad. Maneja esa preocupación teniendo una conversación honesta y creando un plan de acción, por ejemplo, cómo comunicarse si hay un tiroteo en la escuela. También asegúrale a tu hijo que la violencia escolar no ocurre con frecuencia.
3. Emociónalos
Hablar sobre experiencias escolares positivas del pasado puede alegrar la actitud de tu hijo. Discute sus fortalezas y sus talentos. Vayan de compras en busca de útiles escolares y deja que tu hijo seleccione algunos materiales. Cuando los niños se sienten incluidos, es más probable que acepten cambios, como el comienzo del año escolar.
4. Comienza la rutina una semana o dos antes que empiecen las clases
Una rutina regular puede aliviar la ansiedad y hacer que la transición sea más fácil. Comiencen acostándose temprano y levantándose a la hora que lo tengan que hacer para ir a la escuela.
Si es una escuela nueva, haz un recorrido antes de que comiencen las clases. Visita su aula y señala dónde quedan las instalaciones claves, como los baños, la cafetería y las oficinas administrativas. Déjale saber al maestro o al consejero escolar si tu hijo está muy nervioso. Muchas escuelas tienen sistemas como compañeros asignados para ayudar a que los niños se sientan más seguros.
5. La primera semana: elogios, apoyo y flexibilidad
Organizar todo juntos la noche antes de que comiencen las clases puede reducir los nervios del primer día.
Los niños más pequeños pueden sentirse más cómodos trayendo un objeto especial a la escuela que les recuerde a su hogar. Para un niño mayor, una nota de apoyo en la lonchera puede ayudarlo a sentirse mejor. Este también es un buen momento para enseñarles sobre la atención plena y cómo estar más consciente del momento presente. La atención plena puede calmar una mente ocupada y aliviar la ansiedad.
Después del primer día o de la primera semana, felicita y recompensa a tu hijo por ser fuerte y valiente durante una transición significativa. Esta es una oportunidad para aprender y practicar el ser fuerte, haciendo que los niños sean más adaptables al cambio y mejor equipados para manejar experiencias adversas. Como recompensa, puedes ofrecerle premios, como lápices especiales o útiles escolares, una salida o una comida favorita.
6. Si la ansiedad no mejora
No ignores el comportamiento que persiste durante el año escolar. Préstale atención a los comportamientos repentinos, como cambios a la hora de dormir o de comer, negarse a ir a la escuela o los berrinches.
Hablando con el maestro de tu hijo, con los consejeros escolares, o con su pediatra sobre sus inquietudes, podrás juzgar mejor si tu hijo necesita ayuda y apoyo adicional.